lunes, 26 de agosto de 2013

La perfección o la ausencia de la misma

A veces, pienso cómo seria si fuera perfecta. Quizá sabría sobre todo lo que quiero saber. quizá no me enfadaría nunca ni jamás levantaría la voz a mis hijos. Quizá tendría la casa impoluta. Quizá no tendría una lavadora que poner ni la compra por hacer ni el suelo por barrer. 


Quizá y sólo quizá, me tumbaría todo el día al sol (sin celulitis, claro) o pasearía con el pelo planchado y un vestido de vértigo sobre unos tacones de más de diez centímetros.



Y digo sólo quizá porque, si realmente lo tuviera todo hecho, ¿qué sentido tendría todo? Si no tuviera mil cosas por aprender y una casa por adecentar y unos niños con los que convivir, ¿qué sería de mi?

Quizá, digo, lo único necesario es un cambio de enfoque. 



Quizá, si le doy la vuelta, ya todo es cómo tendría que ser. Quizá la vida es como la costura; hasta que no le das la vuelta y estás por terminar, no ves que el trabajo ha merecido la pena. 

Así que aunque por muchos hilos que le vea y remates y botones por coser que me queden,  será mejor afrontarlos con una sonrisa. 

Feliz día! 

Nota mental: el fin de las vacaciones está a la vuelta de la esquina; las rutinas ayudan al orden y mejoran el ritmo casero.

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